La foto de lo que sucede en Brasil
es solo un anticipo de lo que puede ocurrir en cualquier país de América Latina
ante los fenómenos climáticos que se avecinan en la región, y en el mundo ante
el calentamiento global y los efectos extremos ante la crisis ambiental.
En Río Grande do Sul declararon
estado de calamidad y el gobernador advierte que se agotan los recursos y hay
riesgo de colapso en la infraestructura de varios municipios. Todas las
ciudades de la región metropolitana de Porto Alegre, donde viven alrededor de 4
millones de personas, sufren los efectos de las lluvias y las inundaciones de
los ríos.
Y este domingo continúan las
advertencias de Defensa Civil: “Pedimos a los vecinos del barrio Sarandí que
abandonen inmediatamente sus casas y se dirijan al Teatro Renascença para
ordenar los alojamientos temporales. Los equipos trabajan en el rescate”.
Por su parte, el alcalde de la
ciudad aconsejó a los residentes de la capital que tienen viviendas en la costa
“que se desplacen a las playas”. La justificación es el riesgo de colapso de la
ciudad, que ya está ocurriendo.
Desde MetSul advierten que, aunque
el río Guaíba está retrocediendo, la inundación continuará durante días.
El gobernador de Rio Grande do Sul
hizo un llamado al presidente de Brasil, Lula da Silva: “Sigamos centrándonos
en el lema de su administración, unidad y reconstrucción. Agradezco todo el
apoyo del gobierno federal y de las fuerzas de seguridad nacionales por lo que
han hecho por el pueblo de Rio Grande do Sul, en línea con nuestros valientes
equipos. La población también sigue incansable y movilizada en todos nuestros
municipios afectados por la catástrofe. Ahora es el momento de seguir salvando
vidas y, pronto, trazar un plan de recuperación en la línea de una verdadera
recuperación de posguerra”, expresó Eduardo Leites, a través de su cuenta X
(Twitter)
La situación de emergencia que
enfrentan es sin precedentes, con cerca de un millón de personas evacuadas y
medio millón de afectados por las devastadoras inundaciones, la región se
encuentra en un estado de caos y destrucción.
Las imágenes de la ciudad y sus
alrededores son desgarradoras: familias enteras buscando refugio en los tejados
de sus casas, pequeñas embarcaciones navegando por calles convertidas en ríos,
y vehículos de rescate luchando contra las corrientes para llegar hasta quienes
necesitan ayudar.
La magnitud del desastre aún es
difícil de cuantificar, con más de un millón de hogares sin acceso a agua
potable, sin energía, sin conectividad y una destrucción generalizada que
desafía toda estimación.
La reconstrucción de las carreteras
destruidas por las inundaciones en Rio Grande do Sul contará con el apoyo del
gobierno federal, incluidas las carreteras administradas por el estado, afirmó
este domingo (5) el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Acompañado
por una delegación de representantes de los Tres Poderes, Lula afirmó que los
fondos están garantizados y prometió reducir la burocracia de las obras.
“Sé que el estado tiene una
situación financiera difícil, sé que hay muchas carreteras con problemas.
Quiero decir que el gobierno federal, a través del Ministerio de Transportes,
les ayudará a recuperar las carreteras estatales”, dijo Lula en un discurso
después de sobrevolar la región metropolitana de Porto Alegre, acompañado por
el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira; del Senado, Rodrigo
Pacheco; y el ministro Edson Fachin, del Supremo Tribunal Federal (STF).
“No habrá ningún impedimento
de la burocracia para que recuperemos la grandeza de este Estado”, destacó
Lula, quien también pidió que los poderes públicos, de ahora en adelante,
actúen de manera preventiva para reducir el impacto de los fenómenos meteorológicos
extremos. “Necesitamos dejar de perseguir la desgracia. Necesitamos ver con
antelación qué desgracias pueden pasar para poder trabajar”, añadió.