El presidente brasileño, Lula
da Silva, pidió al Congreso que reconozca el estado de calamidad pública
por las fuertes lluvias e inundaciones que causó una tragedia en Río Grande
del Sur, incluida la capital Porto Alegre.
La situación sigue siendo grave
porque se espera que las aguas se mantengan en esos niveles al menos por
tres días más.
“Es un escenario de guerra” dijo el
gobernador Eduardo Leite. Los números respaldan esa declaración y
muestran la escala dramática de las pérdidas y los daños:
Hasta el momento se contaron 85 muertos
por las lluvias e inundaciones.
- Hay 130 personas que permanecen desaparecidas
- 150.000 pobladores están desplazados, sin posibilidad de
volver a sus hogares en el corto plazo.
- 500 ciudades del Estado de Río Grande del Sur sufren las
inundaciones.
- 450.000 hogares están sin luz ni agua
- 110 hospitales quedaron fuera de funcionamiento.
- 61 rutas están cortadas, muchas de ellas ls que vinculan al
estado provincial con los vecinos.
- El nivel del río Guaíba se
mantiene 2 metros por encima de lo normal (pasó de 3 a 5,50 metros)
- Entre las empresas más afectadas
están las plantas frigoríficas: hay 10 paralizadas total o
parcialmente.
Qué significa el "estado de calamidad"
Lula quiere que el Congreso declare
la calamidad pública en el estado, lo que autorizaría un gasto
gubernamental adicional sin necesidad de cumplir con un límite estipulado
por las reglas fiscales aprobadas el año pasado.
Los gastos y exenciones de
impuestos relacionados con la recuperación tampoco se contabilizarán en el
resultado fiscal del Gobierno, si se aplica esta medida.
"Aún no tenemos una estimación
de lo que será necesario", afirmó la ministra de Planificación, Simone
Tebet. "Sólo cuando el agua retroceda veremos la inmensa magnitud de los
daños en el estado", agregó.
El riesgo de desabastecimiento
El esfuerzo de rescate de los
pobladores afectados se vio obstaculizado por la destrucción de
infraestructura, con cientos de rutas y puentes arrasados. Las
fuerzas militares, los bomberos y los voluntarios siguen trabajando
incansablemente para llegar con la asistencia a las áreas afectadas.
La preocupación por el abastecimiento
de agua y alimentos es palpable. La alcaldía de Porto Alegre está
implementando medidas de racionamiento y restringiendo el uso del
agua para fines esenciales.
La escasez de suministros en los
mercados, en tanto, agrava la situación para muchos residentes, quienes se
enfrentan a días sin acceso a agua potable y alimentos básicos.